Benditas Dificultades. Si en este instante de tu vida tú encuentras que en tu interior hay algún tipo de resentimiento, de rencor, de odio o sufrimiento por alguna razón asociada al pasado, significa que te está pasando lo del ciego, que estás tratando de solucionar un problema donde el problema no está.
Entonces hacemos algo típico de nuestro EGO y nuestra ignorancia mientras no conocemos otra cosa: CULPAR a los demás de lo que a mí me pasa, de lo que yo siento, de los resultados que yo obtengo, pero los demás no tienen la culpa de eso y yo tampoco.
Para poder salir de esa lamentable situación que desgasta nuestra energía vital, que permitimos que nos robe la alegría y nos llena de tristeza, de amargura y deterioro en nuestra vida yo necesito hacer algo conmigo.
Los demás pueden equivocarse o no, pero ese no es mi problema, el problema es lo que yo hago con eso, si los demás se equivocan ¿qué hago yo con el error del otro?, ¿me voy a amargar la vida porque alguien cometió un error?, no sería lógico, pero eso es lo que hacemos.
Si soy yo el que me equivoco tampoco es culpa de los demás, ni que yo me equivoque ni que ellos se equivoquen, aquí no hablamos de culpables. Mientras en nuestra vida existen culpables, nuestro problema de situaciones complicadas y difíciles y de sufrimiento no puede solucionarse, igual que el ciego no puede solucionar el aprender a reconocer la luz como nosotros a menos que tuviera la vista.
Hay dos formas de limpiar situaciones pasadas ligadas a sentimientos negativos: una profunda y otra superficial.
- La forma superficial se llama: el PERDÓN. ¿TÚ TE HAS PUESTO A PENSAR QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA “PERDÓN”?
Ojalá fuera borrar. Me gustaría que quedara claro algo: algunas personas dicen esto, lo cual es totalmente válido: “yo perdono pero no olvido”, obviamente que olvidar es imposible en la medida en que significaría que yo borre mis archivos de memoria.
Algunas personas a veces bloquean ciertas cosas porque como no las comprenden no quieren recordarlas, por ejemplo los sueños, pero esa no es la solución. Si yo tengo necesidad de perdonar es porque creo que alguien me hizo algo y si no lo he hecho tengo en mi interior un rencor, un resentimiento, un odio, un deseo de venganza o cualquier situación negativa y eso es una gran limitación para mi felicidad, para mi paz, para mi éxito.
Quien se está haciendo daño cuando no perdona es la misma persona que no es capaz de perdonar. Con el resentimiento no le hacemos mucho daño a los demás, prácticamente nada, nos lo hacemos a nosotros mismos, los demás a lo mejor ni se enteran de mi odio.
Cuando cualquier persona propone perdón no les estás haciendo ningún favor a los demás, TE ESTÁS HACIENDO UN FAVOR A TI, independientemente de los errores que los demás hayan podido cometer, porque los seres humanos cometemos normalmente errores necesarios.
El perdón es que yo renuncio a amargarme la vida y a hacer justicia o venganza o a desquitarme de lo que creo que alguien me hizo, sencillamente renuncio a desearle mal a las personas porque yo crea que me hicieron daño. Depende de mi capacidad de comprensión el que yo escoja una u otra herramienta.
La herramienta del perdón es para que cada uno de nosotros se haga un beneficio a sí mismo. Cuando perdono a alguien no le hago ningún favor a esa persona, me lo hago a mí. Las personas que no perdonan son porque suponen que al perdonar le están haciendo un favor al otro.
El perdón por supuesto que es una virtud que va a traer un resultado positivo. ¿Cómo podríamos aprender a perdonar si no hubiera “personas que nos ofenden”?, no podríamos. ¿Cómo hago para poder desarrollar una virtud si no hay algo que me permita desarrollarla?
- La segunda forma de limpiar situaciones pasadas, la más profunda, está sustentada en un principio profundo de la sabiduría que llamamos la COMPRENSIÓN. La comprensión me lleva a darme cuenta:
- De que con el perdón no es suficiente.
- De que nunca nadie me ha hecho nada a mí.
Por esa razón las demás personas hacen cosas equivocadas o no, pero SOY YO EL ME HAGO DAÑO A MÍ MISMO CON LO QUE LAS DEMÁS PERSONAS HACEN O DEJAN DE HACER.
El perdón implica un culpable, por tanto como en la comprensión no hay culpable no implica perdón. La Comprensión implica algo más profundo: en lugar de perdonar voy a AGRADECER la oportunidad que esa/s persona/s o situaciones me dieron para fortalecerme interiormente en mis virtudes, APRENDIENDO a no permitir que lo que otro haga afecte mi paz, sin culparlo a él.
Sin embargo, la herramienta de la Comprensión requiere que yo entienda un poco más el proceso Psicológico Transpersonal de la vida. Cuando no tengo suficiente comprensión como para acceder a la herramienta del agradecimiento, proponemos la del perdón.
La persona que perdona se libera a sí misma y la persona que comprende se libera con más fuerza porque además le agradece a la otra persona; o sea valora las experiencias por:
- Lo que descubrió de ellas.
- La fuerza que se desarrolló en su interior.
- La habilidad que adquirió.
Vamos a hacer, ahora, una pequeña reflexión antes de pasar a un ejercicio. ¿CÓMO PODRÍAS VALORAR EL SOL?, no es perdonar sino valorar el sol. Puedes haber tenido una insolación, unas quemaduras solares que te hayan dolido bastante pero no vas a perdonar al sol por eso, vas a tener cuidado de no sobreexponerte al sol porque el problema no es del sol sino tuyo, no es culpa del sol.
VALORAR es totalmente diferente a perdonar. Yo le agradezco al sol que calienta todos los días el planeta, que lo ilumina, que fecunda la tierra y que gracias a él existe vida en el sistema solar, pero también sé que si me sobreexpongo a los rayos del sol me puede causar hasta la muerte.
Si yo no conociera el frío y la oscuridad me sería muy difícil valorar lo que el sol representa, si toda la vida hubiera vivido en un clima cálido sin oscuridad ninguna, sin frío, no sería capaz de valorar el calor, la luz, la vida. SE NECESITAN LOS CONTRASTES PARA APRENDER A VALORAR y los contrastes que me permiten valorar me desarrollan la fuerza interior, entonces desarrollamos el agradecimiento.
En el AGRADECIMIENTO, al contrario que en el perdón, en lugar de culpables hay una experiencia muy valiosa que te liberará definitivamente.
Las dificultades que la vida presenta son como la oscuridad que contrasta con la luz para permitirnos valorar el sol.
Cuando comenzamos a reconocer nuestros propios VALORES estamos a las puertas de la luz y tenemos la posibilidad de dejar atrás el sufrimiento.
Las DIFICULTADES vienen a convertirse en verdaderas OPORTUNIDADES para el aprendizaje, y en la medida que aprendemos de ellas aumentan y se FORTALECEN nuestras cualidades y capacidades, por lo cual cada vez estaremos más cerca de la FELICIDAD.
Supón, ahora, estas situaciones:
- Que una persona le tiene odio a otra persona, que llamaremos persona A, y un día renuncia a desquitarse y vengarse de la persona A (perdonar) para poder liberarse de ese sentimiento de rencor.
- Pero más adelante viene la persona B y le hace otra cosa y la persona se llena otra vez de rencor y vuelve a estar en conflicto porque no ha hecho una Comprensión profunda.
- Imagínate que no sea la persona que perdona sino la que COMPRENDE: cuando comprendió que A no le hizo daño ni B ni C ni nadie, entonces NO LE VOLVIÓ A PASAR.
Por eso es más profunda la Comprensión que el perdón, sin embargo comprendo que no todo el mundo tenga en un momento dado suficientes herramientas para utilizarla, por eso proponemos también la opción del perdón.
EJERCICIO: Pasemos, ahora, a responder a dos preguntas:
- Primera pregunta: ¿QUÉ ES UN VALOR?
- Segunda pregunta: ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE UN VALOR INTERNO Y UN VALOR EXTERNO?
Es importante tener claramente definidos los valores para no cometer el error de entrenarnos o fortalecer aspectos que creeríamos que son valores pero no lo son.
DEFINICIÓN DE VALOR:
- ALGO QUE DA SATISFACCIÓN, si no da satisfacción no es valor.
- TODOS TENEMOS VALORES pero encontramos con frecuencia personas que no han reconocido cuales son.
- Es un DON que nos ha concedido la Creación a todos.
- Para poderlos reconocer HAY QUE DEFINIRLOS CLARAMENTE, ubicarlos, MEDIRLOS.
- Es algo que CUANDO SE USA SUMA AMOR, MEJORA LA RELACIÓN.
- Se pueden UTILIZAR INTERACTUANDO, sin interactuar no los puedo reconocer como tales.
Las NORMAS, por lo general, no son valores, ni siquiera mis normas personales de conducta que yo considero éticas y adecuadas, porque cuando las aplico encuentro ciertas dificultades y conflictos.
Por ejemplo, miremos la URBANIDAD: para mí no es un valor, es un principio que nos enseñaban de pequeños, el que entra saluda y el que se va se despide. Eso es una norma, pero si entra una persona y no saluda sino que espera a que los demás le saluden o sale una persona y no se despide sino que se despiden los que están allí y alguien le dice que es muy maleducado porque no hace lo correcto, se genera una fricción y un malestar y entonces ahí ya no hay un valor.
El valor es otra cosa más profunda. Para que podamos llamar a algo “VALOR” tiene que cumplir unas condiciones medibles. La definición global de “valor” es algo muy simple, es algo que SIEMPRE QUE LO DAS, LO RECIBES O LO COMPARTES, PRODUCE SATISFACCIÓN, TANTO EN QUIEN LO DA COMO EN QUIEN LO RECIBE.
La honestidad o sinceridad de nuestros pensamientos o expresiones no son valores.
La LEALTAD sí es un valor, pero tendrá que ser manejada también con sabiduría. Por ejemplo, en un grupo de antisociales, que han hecho un equipo para la delincuencia, pueden ser leales entre ellos, pero las personas que reciben el efecto de su acción no se van a sentir bien; por tanto el valor se distorsionó porque la condición del valor es que es satisfactorio tanto para el que lo da como para el que lo recibe.
Por lo general, las normas sociales no son valores, son solo normas y conductas para la convivencia más o menos delimitada de situaciones del ego que no pueden entenderse.
- UN VALOR ES ALGO PERMANENTE, no es algo temporal porque es parte de nuestra Comprensión, de la Conciencia, de las virtudes. Por ejemplo, una persona tiene el SERVICIO como valor y otra persona tiene como valor la ADAPTACIÓN, son dos valores diferentes pero en ambos hay satisfacción interna y externa, de los demás y de la propia persona.
Si tú expresas algo que para ti es válido pero no lo es para la persona que lo escucha, entonces no es un valor. Si yo le digo a una persona que le queda horrible el vestido que lleva puesto, esa expresión no es valiosa aunque sea sincera porque hace sentirse mal a la otra persona. Expresar lo que siento cuando lo que siento es negativo, no es un valor.
Cuida lo que piensas, lo que dices y lo que haces. Si tenemos un pensamiento inadecuado, solo te harás daño a ti mismo, pero con lo que dices y lo que haces puedes causar problemas a los demás cuando no estás utilizando valores.
- Los VALORES INTERNOS: se llaman VIRTUDES, CUALIDADES, COMPRENSIÓN, son parte del AMOR y se llaman la VERDAD. La verdad os hará libres de todo miedo, limitación, angustia, enfermedad, de todo conflicto; por lo tanto cualquier cosa que no me libere a mí y a los demás no es la verdad. Muchas veces confundimos un suceso con una verdad. Narrar un suceso tal como sucede no es decir la verdad, es narrar un suceso, decir la verdad es otra cosa.
Debemos renunciar a criticar, a juzgar, a condenar, a hablar mal de ninguna persona, de ninguna circunstancia, no importa lo que los demás hagan o si se equivocan, porque estaría usando limitaciones en vez de valores.
Para mí la SINCERIDAD ni es virtud ni es valor, simplemente es una limitación del ego, porque yo les voy a expresar a los demás honestamente mi ignorancia y estoy dañando mis relaciones. Si soy sincero y le digo a una persona lo que yo creo que son las cuatro verdades y le saco toda la lista de los problemas que yo veo en él, esa sinceridad es la que daña la relación y es parte de la ignorancia:
- Primero, porque los demás no tienen la culpa de lo que yo siento.
- Segundo, porque culpar a los demás por lo que yo siento es más ignorancia aún.
Por eso te cuento esta pequeña historia: me viene una persona a Consulta de Psicoterapia y dice que es sincera, honesta y directa, “yo al pan le digo pan, al vino le digo vino y no tengo pelos en la lengua para decir las cosas, y no tengo ningún amigo no sé por qué será”; esa es la sinceridad.
- Los valores internos son virtudes espirituales que te permiten tener paz, armonía, imperturbabilidad, claridad mental, alegría, entusiasmo y todas las situaciones internas satisfactorias. Cuando los expresas las demás personas se sienten muy bien con lo que tú expresas.
- Los valores externos son los que te producen satisfacción con cualquier cosa material y no hay que confundirlos con los costes, ya que es algo totalmente diferente.
Ejemplos: la silla en la que estás sentado tiene un coste en el comercio pero además tienen un valor. Aunque la silla no sea cómoda, tiene el valor del servicio porque siempre será mejor que estar sentado en el suelo. El automóvil se puede comprar de distintos precios, que serían su coste, pero su valor es que te permite desplazarte, cobijarte, cubrirte del clima.
Si cuando pierdo algo material sufro, por ejemplo una medallita de mi bisabuela, son apegos sentimentales pero no son valores porque los valores jamás están asociados a sufrimiento sino a satisfacción, alegría y crecimiento. Y el apego es una limitación del ego, igual que la sinceridad. Es fácil confundir los valores con las limitaciones y no conviene fortalecer limitaciones.
El valor de una obra de arte no es el coste de la obra; si compras un CD el valor no es su precio sino la satisfacción que encuentras al escucharlo, si cuelgas un cuadro en tu casa es satisfactorio porque te trae alegría para ti, no importa cuánto cuesta, etc.
- LOS VALORES EXTERNOS SE VALORAN POR EL SERVICIO QUE PRESTAN Y POR LA SATISFACCIÓN QUE GENERAN.
- LOS VALORES INTERNOS SON LAS VIRTUDES QUE TE PERMITEN MEJORAR TU VIDA Y TUS RELACIONES Y TENER ÉXITO EN LO QUE HAGAS.
Una persona que use valores irremediablemente tiene éxito en la vida y jamás fracasa. Esto no es nada nuevo y lo enseñó el maestro Jesús hace más de dos mil años, cuando dijo: “buscad el reino de Dios dentro de vosotros y lo demás se os dará por añadidura” (se refería a los valores). Lo que pasa es que no sabemos buscar el reino de Dios dentro de nosotros.
Me gustaría, ahora, que tomaras consciencia en la brutal COMPETENCIA en la que vivimos. La competencia es una lucha por la supervivencia que es una característica de nuestra sociedad y tú te darás cuenta por qué no hay paz en el planeta. En cualquier situación, incluso en los juegos, el INSTINTO DE SUPERVIVENCIA aflora y es difícil de controlar. En la competencia no hay respeto porque al instinto no le importa el otro, solo sobrevivir él.
Hay un síndrome psicológico que llamamos el SÍNDROME DE “LA NIÑA BONITA”, una concepción humana que no es cierta en el fondo pero sí en la superficie, y es que la mujer bonita es poco inteligente. Eso no es cierto, sin embargo sí hay una situación típica de no desarrollo de las cualidades potenciales del ser humano. A la niña bonita desde pequeña todo el mundo la consiente, no la dejan hacer nada, los estudiantes le hacen las tareas, los amiguitos le cargan los libros, todo el mundo la lleva en coche, etc.; y ese SOBRE-PROTECCIONISMO de los demás no le permite desarrollar sus cualidades ni hacer el esfuerzo necesario para el desarrollo de sus valores.
Mientras que a la niña fea nadie le hace las tareas, nadie le carga los libros, nadie le invita a una fiesta ni a salir. Por tanto la diferencia entre el éxito y el fracaso no es una cuestión de estética personal sino de trabajo interior.
¿Quién dijo que una persona supremamente bien dotada por la naturaleza no tiene toda la capacidad para desarrollar la totalidad de sus virtudes?, por supuesto que la tiene, inclusive yo diría que más; el problema es que los demás a su alrededor no permiten que eso suceda y ella misma no se da cuenta del daño que se le está causando.
Si comprendemos esto, podremos entrar en la herramienta del agradecimiento, ¿quién tiene que agradecer más: la niña feíta o la niña bonita? La niña feíta tendría que agradecer más, y precisamente agradecer que no fue bien dotada por la naturaleza, que no la ayudaron, que la abandonaron, que la despreciaron, que no la tomaron en cuenta y eso le permitió desarrollar la fuerza del éxito.
Lo aparentemente negativo tiene una gran fuerza positiva si yo lo aprovecho. Necesitamos pasar por la enfermedad, por los problemas, por el sufrimiento, para poder encontrar nuestros valores. Eso es lo que se agradece: no se agradece la situación difícil, se agradece lo que aprendí de ella.
- Si tú deseas ahora hacer el ejercicio del perdón, te invito a ello porque limpiarás tu mente de una cantidad de situaciones que están afectando tu vida negativamente:
- Primero, el rencor no le hace daño sino a la persona que lo tiene.
- Segundo, el perdón no beneficia sino a la persona que perdona.
- Si quieres optar por la herramienta más profunda, simplemente debes decir: “RECONOZCO, AGRADEZCO Y VALORO LO QUE APRENDÍ DE “X” SITUACIONES O PERSONAS PORQUE GRACIAS A ELLAS HOY TENGO ESTO”.
Escoge cualquiera de las dos opciones, la que consideres más apropiada para ti.
Vamos a ver una secuencia de un proceso humano cualquiera. Una persona cree que tiene un problema externo, aunque realmente es una limitación interna, y al no saber resolver esa situación externa se le genera internamente una experiencia limitante de rencor, de odio, de frustración, de venganza, de ira.
Ante esa situación interna la persona desarrolla un comportamiento, que es una acción externa, consecuente con lo que está pensando, y por supuesto será un comportamiento negativo, agresivo, que va a determinar un resultado muy poco satisfactorio.
Ese resultado es tan desagradable, tan insatisfactorio, que cuando empieza a repetirse constantemente la persona ya no quiere tener más ese resultado, se satura del problema. Cuando se satura del problema la persona empieza a buscar herramientas y viene el reconocimiento de la necesidad de CAMBIO INTERIOR, de la forma de ver la vida.
Cuando ya he logrado ese primer proceso del reconocimiento de una necesidad de cambio interior paso a un punto más importante, que puede ser el perdón a otros y el perdón a mí mismo. Son dos perdones porque: si nadie me ha hecho daño a mí yo tampoco le he hecho daño a nadie y si soy capaz de perdonar a otra persona por los errores que esa persona cometió también necesito tener la misma capacidad para perdonarme los que yo haya cometido.
La otra herramienta puede ser la ACEPTACIÓN PROFUNDA de que cada quien hace lo mejor que sabe aun cuando se equivoque y que gracias a eso aprendo a encontrar mi fuerza interior. Por eso hay una historia que dice: “le pedí a Dios fuerza y me hizo débil, le pedí inteligencia y me hizo bruto, le pedí paz y me dio guerra”, y era precisamente para que pudiera descubrir y aprender lo que pedía.
Una vez que se da el paso de la aceptación o el perdón, se entra a otra experiencia interna diferente a la anterior, que llamamos el RECONOCIMIENTO DE UN VALOR. La persona reconoce que su experiencia fue muy valiosa y obtiene otro resultado externo, de armonía, que le permitirá ganar confianza en su habilidad para ser feliz. A eso lo llamamos la secuencia de la limpieza de las limitaciones, es un ejercicio.
Espero que nosotros estemos ahora ya en este punto, teniendo estas experiencias internas de REPROGRAMACIÓN Y LIMPIEZA MENTAL, permitiendo que la luz entre a mi mente y se me salga el demonio del rencor, de la culpa, del resentimiento o de querer agredir a los demás para solucionar mis problemas de falta de paz.
Si tomamos trauma por trauma o limitación por limitación, serían tantos que no acabaríamos; entonces proponemos coger una base fundamental: culpar a los demás por cualquier razón, independientemente del resultado interno de culparlos, es un error al que hay que renunciar, comprendiendo que nunca nadie me ha hecho ni me hace nada a mí, y así saco un gran bloque para limpiarlo.
La CONFESIÓN es la mejor cura para eliminar limitaciones y sufrimientos: poner afuera lo que está dentro. Cuando yo tengo algo guardado que no le cuento a nadie me estoy envenenando, el solo hecho de contárselo a alguien y desahogarse empiezan a sanar de aquello que no podían sacar. Esa sería la función de los psicólogos, psiquiatras, sacerdotes.
Por ejemplo, cuando el cura pone una penitencia para perdonar al que se confiesa de algo, esa persona siente que con ello paga su culpa y se libera, es un proceso psicológico pero sirve.
Te propongo que, cuando puedas, hagas un EJERCICIO DE LA CONFESIÓN con alguna persona hacia la que sientas más confianza. Se trata o bien de un ejercicio de perdón o bien de un ejercicio de reconocimiento de un valor a través de alguna dificultad que hemos tenido.
La persona a la cual vas a compartir algo que es muy profundo de ti no es el psicólogo, psiquiatra, ni sacerdote, representa una persona serena que apoya con su amor y su comprensión, no juzga ni condena, solo escucha a alguien que quiere desahogarse y lo que se diga va a ser absolutamente confidencial y no va a salir de aquí.
No hace falta usar nombres reales en lo que contamos a la otra persona, lo importante es desahogarse. “No he perdonado a…”, por qué no lo he hecho y lo que ganaría al hacerlo, al perdonar o al agradecer lo que sucedió.
- ¿Cuál es la sensación interior después de compartir eso con alguien?
- ¿Hay como un descanso, un soltar, quitar importancia o gravedad al asunto?
Ese es el valor que tienes que sacar, expresar lo que está dentro, aún en el caso de que lo hagamos como perdón, es un valor muy grande para empezar a descargar esas limitaciones.
Los humanos tenemos una facultad que es respetada por todas las jerarquías del universo desde los ángeles hasta Dios, la facultad para tomar decisiones, acertadas o equivocadas, es el LIBRE ALBEDRÍO. Si yo decido perdonar a alguien pero no volverle a ver nunca es totalmente válido y respetado por el universo, tengo derecho a eso, igual que también podría decidir no perdonarle.
Pero lo que no puedo evitar es el resultado de mis decisiones que depende solo de mí, porque así como soy totalmente libre de tomar una decisión cualquiera el resultado de esa decisión es obligatorio para mí. Podría tomar la decisión de perdonar a las personas con las que me he sentido ofendido pero también decido no volver a tratarlas nunca más.
Sin que sean buenos o malos los resultados, me permiten reconocer algo: posiblemente yo caiga en un estado de soledad como resultado de esa decisión. Si tomara otra decisión posiblemente tendría otro resultado. Depende de si me siento satisfecho con los resultados o no: si me siento satisfecho con mis resultados esa es mi experiencia y así está bien y el universo lo respeta, pero si no me siento satisfecho con mis resultados lo único que necesito hacer es CAMBIAR mi decisión.
Hay algo que llamamos los PORCENTAJES DE EVALUACIÓN (en las relaciones personales). Si entre las personas con las que usualmente tenemos relación tenemos conflictos con más del 70% y con el otro 30% nuestras relaciones son más o menos satisfactorias, yo tengo un problema y no los demás.
Si los porcentajes son al revés: tengo un 70% de relaciones muy buenas, excelentes, pero hay un 30%, 20%, 10% que no son buenas, lo más probable es que sean los demás los que tengan el problema y no seamos compatibles.
Para estar más o menos seguros de dónde está el verdadero problema vamos a evaluar los resultados:
- Si yo tengo problemas con la mayoría de las personas, el problema no es de los demás sino mío y puede ser que yo decida aislarme de todo el mundo para solucionar ese problema, pero con ello solucionaría el conflicto externo más que el problema interno. Si una persona se va a vivir solo con mascotas porque no puede entenderse con los seres humanos, soluciona el conflicto porque con las mascotas no hay discusiones, solo se comparte afecto y compañía.
- Pero si quisiéramos avanzar más profundamente en desarrollo espiritual yo no les sugeriría a las personas aislarse, porque entonces dejo de trabajar sobre mí mismo; pero esa también es una decisión personal y será respetada por el universo.
Nadie tiene por qué juzgar o criticar a otro por las decisiones que tome, solo lo haría una persona ignorante. Lo que nunca encontrarás en un maestro será alguien que te critique, que te juzgue, que te condene o agreda por ninguna razón, hagas lo que hagas; el maestro no se ofende contigo, no te culpa, no te agrede, no te condena.
Para ser afectivo necesito encontrar gusto en la relación, pero para expresar amor no necesito encontrar gusto; no puedo ser afectuoso con alguien que no me gusta, pero sí puedo ser AMOROSO.