Mente y Epigenética. Empezaré aclarándote la palabrota “Epigenética”. ¿Qué es la Epigenética? Esta ciencia tan nueva es una rama de la biología que indica cambios heredables en la estructura y organización del ADN. No involucran cambios en su secuencia pero que modulan la expresión genética. Cambios heredables en el fenotipo (lo que vemos). La Epigenética se refiere a los CAMBIOS REVERSIBLES del ADN y las proteínas que se unen a él, y que hace que unos genes se expresen o no en función de condiciones exteriores (la señal).
Te estarás preguntando por la diferencia entre genética y epigenética. Se puede comparar con la diferencia que existe entre escribir y leer un libro. Una vez que el libro ha sido escrito, el texto (los genes o la información almacenada en el ADN) será el mismo en todas las copias que se distribuyan entre los lectores. Sin embargo, cada lector podría interpretar la historia del libro de una forma diferente, con sus diferentes emociones y proyecciones que pueden ir cambiando a medida que se desarrollan los capítulos. De una forma muy similar, la Epigenética permitiría diferentes interpretaciones de un molde fijo (el libro o código genético) y resultaría en diferentes lecturas, dependiendo de las condiciones variables en las que se interprete el molde.
Epigenética: controlar los genes desde los mensajes procedentes del exterior de la célula, del entorno. Estas señales causan un grupo metilo para que se adhiera a un determinado punto de un gen, y este proceso (llamado metilación del ADN) activa o desactiva los genes. Es posible modificar nuestro destino genético activando los genes que queremos y desactivando los que no queremos al trabajar con los distintos factores del entorno que los programa.
Los genes pueden activarse (encenderse) o desactivarse (apagarse) debido al entorno del exterior de la célula, lo cual algunas veces significa el entorno dentro del cuerpo (el estado del ser emocional, biológico, neurológico, mental, energético y espiritual), y otras, al entorno exterior al cuerpo (un trauma, la temperatura, altitud, contaminación, bacterias, virus, comida, alcohol).
Y como el coche que sirve para moverse, mi anatomía no es estática sino que se transforma y se genera constantemente, se dice que en 7 años hemos renovado todas las células de nuestro cuerpo. La vida es movimiento. Estos cambios no son producidos por el azar, ni el estilo de vida, ni la genética, aunque todo influya. El principal agente es la mente: cada uno de los pensamientos que tengo, de las emociones y de las convicciones que arrastro se traduce en forma de hormonas, proteínas y neurotransmisores y todo esto se manifiesta en mi salud y mi vida.
Por lo tanto si dejo de ser un sujeto pasivo y decido, activamente, generar cadenas de acontecimientos en mi organismo que me devolviera mi salud. El modelo científico que yo sigo es de la transformación (psicología transpersonal): que trata de sentarte ante el volante para que produzcas tus propios cambios y no esperar a que alguien te lo haga hacer sin que tú te enteres; trata de transformar tu enfermedad y dolencias, trata de curarte a ti mismo por medio de los pensamientos, trata de que tú seas el dueño de tu vida.
Es ir cambiando el paradigma viejo de que yo no intervengo y todo me viene de fuera, a que yo creo mi realidad con mis pensamientos. No trata de sobre rechazar la realidad, sino sobre proyectar lo que es posible cuando te adentras en una nueva realidad. No trata de cuestionar la eficiencia de los distintos métodos curativos, existen muchos métodos diferentes y una gran parte funcionan de maravilla, todos producen alguna clase de efecto beneficioso.
La epigenética estudia todas las señales externas que dicen a la célula lo que debe hacer y cuándo ha de hacerlo, analizando tanto las causas que activan, o ponen en marcha, la expresión genética (reactivación) y las que inhiben o desactivan (re-silenciamiento).
La epigenética sugiere que aunque nuestro código del ADN nunca cambie, son posibles miles de combinaciones, secuencias y estructuras en un solo gen (al igual que son posibles miles de combinaciones, secuencias y estructuras de redes neuronales en el cerebro). Como un plano, podemos cambiar el color de lo que construimos, la clase de materiales, la escala de la construcción e incluso la ubicación de la estructura –haciendo una cantidad casi infinita de variaciones- sin cambiar el plano en sí.
En los mellizos, uno no siempre manifiesta una enfermedad genética que el otro desarrolla; aunque tengan los mismos genes, pueden mostrar distintos resultados. Estudio español del laboratorio de epigenética del cáncer del centro nacional del cáncer en Madrid. Los mellizos de más edad, los que llevaban estilos de vida distintos y habían pasado menos años juntos, tenían patrones epigenéticos muy distintos.
Los ordenadores recién salidos de fábrica llevaban los mismos programas informáticos, pero con el paso de los años cada uno le fue añadiendo distintos programas adicionales. El ordenador (el ADN) seguía siendo el mismo, pero dependiendo de los programas que cada mellizo había añadido (las variaciones epigenéticas), un ordenador funcionaría y actuaría de una forma muy distinta al otro; así cuando tenemos pensamientos y sentimientos, nuestro cuerpo responde a ellos con una compleja fórmula de cambios y alteraciones biológicas, y cada experiencia desencadena verdaderos cambios genéticos en nuestra célula.
Nuestro ADN usa las instrucciones impresas en sus secuencias individuales para producir proteínas; las proteínas son las materias primas usadas por el cuerpo para construir nuestra anatomía física y realizar las complicadas funciones y complejas interacciones de nuestra fisiología; nuestro cuerpo es una máquina de producir proteínas; las células del sistema inmunitario elaboran anticuerpos. Las proteínas controlan el sistema inmunitario, digieren la comida, curan las heridas, catalizan las reacciones químicas, mantienen la integridad estructural del cuerpo, producen moléculas elegantes para que las células se comuniquen entre ellas. Las proteínas son la expresión de la vida.
La mayoría de la gente tiene la falsa idea de que nuestro destino genético está predeterminado y que si hemos heredado los genes que nos hacen vulnerables a determinados cánceres, cardiopatías, diabetes o cualquier otro trastorno, no podemos hacer nada, al igual que no podemos cambiar el color de nuestros ojos o la forma de nuestra nariz. Las noticias de los medios de comunicación respaldan esta idea sugiriéndonos que determinados genes causan estas o aquella enfermedad.
Nos han programado para creer que somos víctimas de nuestra propia biología y que nuestros genes, además de tener un poder decisivo sobre nuestra salud, bienestar y personalidad, dictan incluso nuestros asuntos humanos. El determinismo genético está profundamente arraigado en nuestra cultura y que hay genes para la esquizofrenia, la homosexualidad, el liderazgo, etc. Esto es erróneo, no existe un gen para la dislexia, el TDAH o el alcoholismo, ni tampoco cada enfermedad o variación física está ligada a un gen. Solo el 5% de los pacientes con párkinson nacen con un gen asociado a su enfermedad, el 95% restante que desarrolla esta clase de dolencias se debe al estilo de vida y las conductas.
Y no todas las personas que nacen con los genes asociados a una enfermedad acaban desarrollándola. Nuestros genes no son como huevos que acaban eclosionando un día u otro. La verdadera pregunta es si cualquier gen presente en nuestro cuerpo ya se ha expresado o aún no, y qué es lo que estamos haciendo para señalarle al cuerpo que lo active o lo desactive.
Los seres humanos tenemos 23.688 genes, esta cantidad de genes no basta para crear nuestro complejo cuerpo, ni para mantenerlo, o ni siquiera para hacer que el cerebro siga funcionando. Si no se encuentra en los genes, ¿de dónde viene toda la información necesaria para crear tantas proteínas y para mantenernos con vida?
Los genes trabajan en una cooperación sistémica los unos con los otros para que muchos se expresen (activaran) o inhibieran (desactivaran) al mismo tiempo en la célula. La combinación de los genes que se activan en un determinado momento es lo que produce todas las distintas proteínas de las que dependemos para vivir. Aunque esto no ocurre al azar.
El genoma o las hebras del ADN saben lo que cada una de las otras partes está haciendo en una interconexión sumamente coreografiada. Cada átomo, molécula, célula, tejido y sistema del cuerpo funciona a un nivel de coherencia energética que equivale al del estado del ser intencionado o involuntario (consciente o inconsciente) de la personalidad individual.
Nuestra forma de percibir e interpretar la información que nuestros sentidos captan como información objetiva (tanto se es cierta como si no lo es), y el significado que le damos producen cambios biológicos importantes a nivel genético. El significado que le damos a nuestra experiencia está continuamente afectando las estructuras neuronales que influyen en quiénes somos a nivel microscópico, lo cual influye a su vez en quiénes somos a nivel macroscópico.
Mientras percibas tu vida desde la perspectiva del pasado y reacciones a las condiciones con la misma arquitectura neuronal y desde el mismo nivel mental, te estarás dirigiendo a un destino genético predeterminado muy concreto. Además, lo que crees sobre ti y tu vida, y las decisiones que tomas debido a esas creencias, también hacen que les sigas enviando los mismos mensajes a los mismos genes.
La célula solo puede crear miles de variaciones del mismo gen para reescribir una nueva expresión de proteínas que cambien tu cuerpo cuando se activa de una forma nueva, al recibir nueva información. No podemos controlar todos los elementos del mundo exterior, pero puedo manejar muchos aspectos de mi mundo interior.
Mis creencias, mis percepciones y mi forma de actuar con el entorno exterior influyen en mi entorno interior, que sigue siendo el entorno exterior de la célula. Esto significa que yo soy –y no mi biología preprogramada, el que tengo las claves para mi destino genético. No es más que encontrar la llave que encaje en la cerradura adecuada que me permita liberar mi potencial. Tengo que ver mis genes como un montón de herramientas para mi transformación.
Te quiero hablar sobre el estrés: principal causa de cambios epigenéticos porque hace que mi cuerpo pierda el equilibrio. Tres tipos de estrés: físico (trauma), químico (toxinas) y emocional (miedo, preocupación, agobio). Cada una de estas clases puede desencadenar más de mil cuatrocientas reacciones químicas y producir más de treinta hormonas y neurotransmisores. Cuando se desencadena esta cascada de sustancias químicas de hormonas del estrés, mi mente influye en mi cuerpo a través del sistema nervioso autónomo y experimento la fundamental conexión mente-cuerpo.
Entre recordar experiencias estresantes del pasado y prever situaciones estresantes del futuro, todos estos episodios estresantes a corto plazo que se repiten una y otra vez acaban amalgamándose en un estrés a largo plazo: estado de supervivencia. Cuando mi energía la uso para otro propósito, en mi mundo interior dispongo de menos energía para el crecimiento, la reparación celular y los proyectos regenerativos a largo plazo a nivel celular y de curación.
Por eso el estrés a largo plazo se asocia con la ansiedad, depresión, problemas digestivos, pérdida de memoria, el insomnio, la hipertensión, las cardiopatías, embolias, cáncer, úlceras, artritis, resfriados, gripe, envejecimiento, alergias, asma, diabetes. Todos ellos se deben a cambios epigenéticos.
Cuando liberamos hormonas del estrés, creamos un sinnúmero de emociones negativas altamente adictivas. Toda nuestra vida no la pasamos alimentando estas emociones y no tenemos tiempo y energía para otra cosa (ira, hostilidad, agresividad, competitividad, odio, frustración, miedo, ansiedad, celos, inseguridad, culpabilidad, vergüenza, tristeza, depresión, desesperanza e impotencia). Cuando me centro en pensamientos de recuerdos amargos o en situaciones horribles que nos podrían pasar en el futuro, no dejo que mi cuerpo recupere la homeostasis. Con un solo pensamiento puedo activar la respuesta de estrés. Si la activo y luego no puedo desactivarla, acabaré desarrollando algún tipo de enfermedad (ya sea un resfriado o un cáncer).
Tanto si son placenteros como estresantes, con cada pensamiento, emoción y situación que experimento estoy actuando como un ingeniero epigenético sobre mis células. Soy yo el que controla mi destino. Cuando me centro de verdad en una intención para alcanzar un resultado, si logro que el pensamiento interior sea más real que el entorno exterior, mi cerebro no reconocerá la diferencia entre ambos.
Entonces mi cuerpo, como mente inconsciente, empezará a experimentar la nueva situación futura en el presente. Les enviará señales a nuevos genes de nuevas formas para prepararme para esta situación futura imaginada. Si sigo practicando mentalmente las suficientes veces esta nueva serie de decisiones, conductas y experiencias deseadas, reproduciendo el mismo nuevo nivel mental una y otra vez, mi cerebro empezará a cambiar físicamente –instalando un nuevo circuito neurológico para empezar a pensar desde ese nuevo nivel mental y a actuar como si la experiencia ya hubiera sucedido. Estaré produciendo variaciones epigenéticas que acabarán generando, por medio de mis pensamientos, auténticos cambios estructurales y funcionales en mi cuerpo, como les sucede a los que responden a un placebo.
Mi cerebro y mi cuerpo ya no seguirá viviendo en el mismo pasado de siempre, sino en el nuevo futuro que habrá creado con la mente. Esto es posible mediante el repaso mental. Esta técnica consiste en cerrar los ojos e imaginar una y otra vez que ejecuto una acción y en repasar mentalmente el futuro deseado, mientras me recuerdo a mí mismo quién ya no quiero seguir siendo y quién quiero ser.
Este proceso implica pensar en mis acciones futuras, planeando mentalmente las decisiones que tomaré y centrando mi mente en una nueva experiencia. Cuanto más conocimientos y experiencias grabe en mi cerebro sobre la nueva realidad que deseo, más recursos tendré para crear en mi visualización un mejor modelo de ella, y de ese modo será más intensa mi intención y mayores mi expectativas. Me estoy recordando a mí mismo cómo será mi vida y cómo me sentiré cuando sea como yo quiero. Ahora estoy reforzando mi atención con una intención.
Luego combino mis pensamientos y mi intención con un intenso estado emocional (alegría o gratitud). En cuanto sienta esta nueva emoción y me entusiasme más todavía, estaré inundando mi cuerpo con la neuroquímica que se daría si esa situación estuviera ya ocurriendo. Estoy haciendo que mi cuerpo saboree la experiencia futura. Mi cerebro y mi cuerpo no saben distinguir una experiencia real de una imaginada, ya que neuroquímicamente son lo mismo.
Así que empiezo a creer que estoy viviendo la nueva experiencia en el presente. Al seguir centrado en esa situación futura sin dejar que ningún pensamiento me distraiga, bajo el volumen de los circuitos neuronales relacionados con mi antiguo yo, con lo que empiezo a desactivar los antiguos genes y a activar y crear nuevos circuitos neuronales, los cuales envían las señales adecuadas que activarán nuevos genes de nuevas formas. A medida que sigo combinando esos nuevos pensamientos e imágenes mentales con una emoción elevada e intensa, mi mente y mi cuerpo actúan al unísono y yo experimento un NUEVO ESTADO DEL SER.
Pincha en la siguiente imagen para ver el vídeo:
Excelente video,muy clara y sentida explicación!! Gracias!!
Vivo en Argentina,como puedo formarme en epigenetica?, soy farmacéutica y tengo formación en memoria celular y terapias lumínicas.
Muchas gracias!!!
Hola Grabiela;
Gracias por tu comentario. Respeto a tu pregunta sé que existen masters en epigenética en ingles; aquí en España aún no hay ninguna formación en epigenética.
Buenas noches, gracias por la excelente explicación de epigenética, queria pedirle permiso para poder usar toda la información que nos ha brindado en un trabajo que estoy realizando. poder colocar su nombre de referencia.
así como su video, para que lo puedan ver . gracias, gracias, gracias
Hola Lidia;
Tienes todo mi permiso; lo hago con mucho gusto. Saludos.
Gracias por transmitir conocimiento de manera Clara sencilla de como funciona la mente y la epigenitica
Hola María;
Recibo tu agradecimiento.
Saludos.